Dr. Eduardo Hernández G.
LOS NIÑOS Y LAS DROGAS
La iniciación en la drogadicción es consecuencia de la interacción compleja de diferentes factores. Influyen tanto características cognitivas, del desarrollo y rasgos de personalidad o temperamento individual, como factores familiares, sociales y culturales. Las influencias más tempranas hacia el consumo del tabaco, alcohol u otras drogas provienen del medio familiar. Se han identificado como factores de riesgo para la drogadicción las situaciones de rechazo de los padres hacia el niño o el adolescente, el exceso o el déficit de control parental y los divorcios conflictivos. Lo mismo ocurre en familias disfuncionales con antecedentes de abuso. Un niño o adolescente con una escasa autoestima, un bajo rendimiento escolar, falta de expectativas e ideales, también se encuentra en una situación de riesgo aumentado.
Algunos síntomas que nos hacen sospechar que un niño o adolescente está consumiendo drogas son:
*Aparecer y desaparecer en intervalos regulares sin razón aparente, presentando cambios del comportamiento.
*Disminuir paulatinamente el rendimiento escolar.
*Incumplir los deberes y obligaciones, alterando la disciplina del núcleo familiar.
*Presentar cambios de carácter y violentas crisis de mal humor.
*Robar dinero u objetos en el colegio y el hogar.
*Pedir dinero prestado frecuentemente.
*Cambiar el grupo habitual de amigos.
*Tener cápsulas, tabletas u otras sustancias no indicadas por el mèdico.
*Usar un lenguaje extraño, que pudiera ser propio de ese mundo.
*Gastar demasiado dinero sin explicaciòn aparente.
También hay síntomas físicos evidentes del consumidor de drogas:
Confusión, crisis de miedo, mal aliento, excesiva expectoración, necesidad imperiosa de consumir dulces, desorientación, congestión de nariz, ojos y garganta, hablar mucho, temblores, etc.
Qué hacer si mi hijo consume drogas?
¡No se deje arrastrar por el pánico¡ Ahora lo importante es mantener la calma, descubrir lo que está sucediendo y obtener la ayuda que necesita para detenerlo. La cólera, el resentimiento, la culpa y el sentimiento de fracaso como padres son algunas de las reacciones comunes.
No se enfrente a su hijo sometido en ese momento a la influencia del alcohol o las drogas, espere a que esté sobrio, después analice con él sus sospechas con calma y objetividad. No es fácil, si necesita tranquilizarse, dé primero un paseo y luego comience la conversación.
Hable con su hijo sobre las drogas y establezca normas familiares. Es extremadamente importante que el mandato de “no a las drogas” quede establecido claramente, comprobando que lo ha comunicado claramente.
De entrada debe comunicarlo a su pediatra, por ser éste el profesional más cercano al niño y/o adolescente. El pediatra evaluará la situación y lo referirá a un especialista en el área.
Dr Eduardo Hernández G.
Pediatra y Terapeuta de la Conducta Infantil.
Miembro Comisión de Pediatría Social.