Dra. Katyuska Mata Alfonzo.
LACTANCIA MATERNA EN NIÑOS MAYORES O “LACTANCIA PROLONGADA”.
Se considera lactancia materna prolongada la que se mantiene más allá de los 2 años de edad. Esta definición hace referencia a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que pauta alimentar exclusivamente con leche materna hasta los 6 meses y continuar con la lactancia, además de la alimentación complementaria hasta, como mínimo, los 2 años de edad. Sin embargo los patrones de duración de la lactancia materna están determinados por factores sociales, culturales y personales. Por lo tanto, no existe un tiempo de duración de la lactancia materna específico.
La lactancia materna es una fuente de salud presente y futura. A mayor duración mayor es su beneficio potencial. Lo recomendable es mantener la lactancia tanto tiempo como la madre y el niño deseen. Además, evitar el destete precoz supone evitar también los problemas que éste conlleva. Si el niño no está preparado para finalizar la lactancia puede generarle inseguridad, ansiedad o estrés. La lactancia materna prolongada propicia que sea el propio niño el que abandone el amamantamiento de una manera natural, progresiva, respetando su ritmo de desarrollo y de crecimiento.
Así mismo, cuando una madre cree que ha llegado el momento de destetar, se aconseja no hacerlo bruscamente ni con engaños; la mejor estrategia es la del destete gradual, sin ofrecer ni negar el pecho, pudiendo negociar las condiciones con el niño (por ejemplo, sólo pecho en ciertos lugares o situaciones, o con una duración limitada de la toma). Durante la etapa del destete es importante ofrecer alternativas a la necesidad de contacto del niño, ya que la relación que se establece a través de la lactancia es un vínculo muy estrecho que debe ir reorientándose paulatinamente.
La leche materna no pierde sus propiedades con el paso del tiempo, por el contrario, a partir del primer año de lactancia, la cantidad de grasa en la leche aumenta con respecto a los primeros meses, resultando un alimento completo y nutritivo para un niño mayor y de mejor calidad que la leche de fórmula o de vaca.
Por otro lado, los niños mayores que toman pecho siguen disfrutando de los beneficios inmunológicos de la leche materna, con una menor incidencia de infecciones para su edad con respecto a los niños que no son amamantados.
No existe ningún estudio científico que demuestre que la leche materna deje de ser beneficiosa a partir de cierta edad, tampoco que aumente el riesgo de caries. Sin embargo, sí ha podido demostrarse que la lactancia materna prolongada aporta beneficios sobre la salud del niño a corto, mediano y a largo plazo. Se ha observado una relación entre la lactancia materna prolongada y un mejor desarrollo cognitivo, psicomotor y del lenguaje; además afianza el vínculo afectivo entre madre e hijo, hay menor incidencia de maltrato infantil y mejor relación con los padres en la adolescencia.
Dra. Katyuska Mata Alfonzo.
Pediatra-Puericultor.
Presidente Filial Nueva Esparta.